Descripción
El impacto de la Covid-19 deja para 2021 un modelo de consumo marcado por las tensiones entre lo emocional y lo organizativo.
El trauma de la pandemia, unido a su capacidad transformadora sobre las prioridades de la población, pondrá más que nunca la economía de las emociones en el centro de la relación con las marcas. Al mismo tiempo, más allá de la digitalización forzosa, la logística organizativa del consumo también se verá alterada, obligando a reaccionar con rapidez a nuevas necesidades de los consumidores. La tensión emocional derivada de la pandemia que llevamos meses viviendo a escala global hará clave el desarrollo de la empatía como un rasgo de personalidad de las marcas. La inseguridad y la incertidumbre que vivimos situará además como claves la necesidad de una percepción de hogares sanos y seguros, por un lado, y la simplificación de las ofertas de producto y servicio, por otro. Además, la pérdida del tabú de la salud mental se acentuará y será más fácil para las marcas participar en este tipo de conversaciones sociales.